De los mejores paseos

Ahi va una explicación de por que me gustan las ranas.

Cuando estaba peque mi padre nos llevaba a mi y a mis hermanos a pasear todo el sabado en la mañana a algun lado. Normalmente de «avenura» ya fuera a caminar por las zonas sin camino de la cañada de  lobo, a subir el cerro del cubilete ( antes de que fuera terreno del ejercito y zona de practica de tiro), a subir el cerro de a un lado de la presa. A la presa a competir subiendo las escaleras. A caminar por un lado del canal de la presa.. bueno ese tipo de paseos.

Pero el mejor, para mi, y el que siempre recuerdo con una sonrisa sonsa en la boca fue el paseo de las ranas. Dias antes habia estado lloviendo mucho y el camino a la presa estaba inundado. Ese dia el agua habia bajado, de las zonas inundadas, asi que fuimos a caminar por ahi. Cuando ibamos caminado entre los charcos saltaban montonal de ranitas pequeñas por todos lados.

Mis hermanos y yo conseguimos botes de la basura que andaba por ahi tirada y recolectamos ranitas. Un montonal de ranitas. Botes y botes de ranitas. Fue divertidisimo estar cazando ranitas. Pero no las ibamos a dejar encerradas asi que fuimos a casa y las soltamos todas en el jardín. El jardín de mi casa se la paso lleno de ranaspor dias. Muchas incluso sobrevivieron a mi perro :S ( detalle que no tomamos en cuenta al pensar en nuestra coleccion de ranas en el jardín)..

Ese fue el mejor paseo de todos para mi. Todos fueron increibles, mi padre de veras que nos entretenia los sábados en la mañana. Pero ese paseo en especial lo recuerdo perfectamente. Y eso que casi no tenía memoria de mi infancia hasta que me puse a escribir las anecdotas que me venian a la mente. Pero esa, esa no s eme olvido jamás. A de ser porque una de esas ranas resulto ser un sapo y duro años en el jardín, derrepente lo dabamos por muerto pero cuando llovia mucho y se inundaba el jardín aparecia el sapo a un lado del plato de agua del perro. O a un lado del pino del jardín. Hasta que un dia, moviendo tierra para acomodar una maceta nueva.. lo encontramos petrificado.

Desde entonces me encantan las ranas. Lastima que las de colores son tan peligrosas que no son buena idea hacerlas mascotas :P.

Etiquetas: anecdotas, mi padre, paseos